martes, 18 de diciembre de 2007
Martes
Al final del cuento nada deja en verso como cual sea o no y la verdad confunde más de lo debido. Hoy es martes, y como todos sabemos, son los días semanales cada siete con más energía precursoramente rara que podemos vivir como un nuevo e inédito Hoy (de nuevo y con mayúscula). Nada puede parecer peor que el gris, pero si el cielo no cambia de contraste debe ser por algo divino o cronológico y la verdad de la mandioca casi casi no me importa demasiado como la silueta de la esquina; aquella que propone viejas nuevas e insite en colocar otro color de contrabando para su bien (de quien no sé) y así contribuir con todo esto de manera tal que mis palabras puedan ser pensadas por el lector en este preciso momento. Ahora un punto, una coma, una pausa y vuelve al vulgo de los grandes la simpleza cierta de no saber nada más allá de la vereda. Pero siempre hay un pero y otro y otro; frase tan cierta como el torcido espejo de mi botiquín, que en realidad no existe porque no tengo; pero si pongo una coma y otra vez conecto lo anterior dictado en este nuevo instante puedo correr el riesgo(so) maratón de ideas que me colma de consejos y como si todo esto que ahora pienso fuese poco o repentino, nada de lo que creo crear de nuevo será tal cual a lo ayer sentido en el 511, porque; si alguna vez tuvieron la oportunidad de contar de tres en tres y para atrás sabrán que nada es azarozo tanto como la zeta en su versión errada. Pero el punto seguido me blandea para arriba, como la doble erre y el reiterado uso de su cosa y si de copas salgo solo nuevamente, seguro surgirá otro nuevo yo y juntos, emplearemos la palabra para tratar de vez en cuando y otra vez, interpretar la misma realidad.
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