Talón con talón caímos al piso. Como una fuerza errónea que propone tildes te dejaste descansar entre mis hombros mientras era yo el que no pescaba. Vale decir que fue un sueño, o tal vez no. Después nos abrazamos y parecí perecer, pero recién en el suelo entendí todo esto. Estabas tranquila, relajada, empapada en tu sabia certeza; pero como toda corteza, no puedo ser hacha solo de mañana. Pero sin embargo siento y sueño. Vuelvo a verte en el pasillo, con amigos, desfilando. Reflejándose en tus ojos la esencia misma del amor.
Te pienso y te imagino casi tanto como antes. Pero como si el antes fuese poco. Te recuerdo, y siempre siempre surgirá la duda: ¿ si nos hubiésemos conocido (antes)?
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